martes, 24 de diciembre de 2013

Felices Pascuas y próspero año nuevo 2014

Mientras llegaba la Pascua nuestro señor Jesús nos enseñó sobre el servicio al Reino de Dios. Nos enseñó que no hay distinción entre quién sirve y quien es servido, entre un jefe y un empleado, un padre y un hijo, un pobre y un rico. Simplemente hay que hacer su obra sea a uno mayor o menor.  Este ha sido su mandato. Vayamos con gracia y hagamos su obra,  en esta Navidad sirvamos al desamparado, al enfermo de cuerpo y de espíritu, a los más necesitados, vamos a servirles con agrado,  con amor y misericordia. Vamos a recordarle a nuestros seres queridos cuánto les amamos. Estemos dispuestos a perdonar y a pedir perdón por nuestras ofensas.

Deseamos que tengan la primera de la mejor Navidad que está por venir en cada una de sus vidas. 

Para recordar  a nuestro maestro les dejamos estos pasajes bíblicos:

Juan 13:1-17 NTV

Antes de la celebración de la Pascua, Jesús sabía que había llegado su momento para dejar este mundo y regresar a su Padre. Había amado a sus discípulos durante el ministerio que realizó en la tierra y ahora los amó hasta el final.  Era la hora de cenar, y el diablo ya había incitado a Judas, hijo de Simón Iscariote, para que traicionara a Jesús. Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios.


Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: —Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí? Jesús contestó: —Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día lo entenderás. —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme. —¡Entonces, lávame también las manos y la cabeza, Señor, no solo los pies! —exclamó Simón Pedro. Jesús respondió: —Una persona que se ha bañado bien no necesita lavarse más que los pies para estar completamente limpia. Y ustedes, discípulos, están limpios, aunque no todos. Pues Jesús sabía quién lo iba a traicionar. A eso se refería cuando dijo: «No todos están limpios». Después de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, se sentó y preguntó: —¿Entienden lo que acabo de hacer? Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es lo que soy. Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Les digo la verdad, los esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje. Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas.

Mateo 25:31, 34-40, 42-46 NTV


Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.  Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar.  Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”. »Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o  te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa,  o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”. »Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de estos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”. Pues tuve hambre, y no me alimentaron. Tuve sed, y no me dieron de beber.  Fui extranjero, y no me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y no me dieron ropa. Estuve enfermo y en prisión, y no me visitaron”. »Entonces ellos responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre o con sed o como extranjero o desnudo o enfermo o en prisión y no te ayudamos?”. Y él responderá: “Les digo la verdad, cuando se negaron a ayudar al más insignificante de estos, mis hermanos, se negaron a ayudarme a mí”. Y ellos irán al castigo eterno, pero los justos entrarán en la vida eterna.

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