sábado, 5 de octubre de 2013

Evangelio de Marcos 11

Evangelio de Marcos capítulo 11

Marcos nos describe la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, aunque los habitantes de Judea estaban esperando un poderoso Rey político que entrara en un caballo, con armadura y rodeado de un gran desfile, el maestro al igual que en su nacimiento rodeado de humildad pero no por ello menos rey, entra en un burro que mandó a tomar prestado, sentado sobre sus mantos, y seguido por sus discípulos, lo que nos permite evidenciar el carácter de pacificador y humildad de nuestro Señor, quien iba a ese lugar a ayudar a aquel pueblo a reconocer sus pecados, pues pese a que era uno de los que se jactaban de mayor religiosidad los vicios en el eran mayores. Por eso amados debemos desechar toda religión, ese espíritu encadena al hombre a pensar que lo está haciendo bien, sin importar que no tenga ninguna comunión con el Padre.



Jesús al entrar en Jerusalén, lo primero que vio fue una higuera que no tenía fruto, porque no era tiempo de higos, no obstante sí de dar frutos, el maestro le declaró que de ella nadie nunca comería frutos, es decir le ordenó secarse, amad@s esta lección nos enseña mucho, no podemos pretender dar frutos cuando estemos bien, o nos sintamos cómodos, en todo tiempo estamos llamados a dar frutos, porque no sabemos el día ni la hora en que el maestro los demandará, muchas veces podremos tener discípulos que nos digan no estoy orando porque no me siento bien, no leo la biblia porque no la entiendo, no voy a la iglesia porque no me provoca, cuidado estas acciones están íntimamente ligadas con los frutos que manifestamos.


La higuera estéril es tipo de la gente que está en banca rota espiritual, si diariamente no  pasa algo en nuestra vida espiritual el motivo de nuestra existencia se pierde, fuimos diseñados para ir de gloria en gloria, luego vemos que el maestro purifica el templo que también estaba contaminado se cambió la adoración a Dios por adoración al dinero, esa acción no era nueva les invito a consultar Jeremías 7:11, el profeta indica que Jehová ya había visto la desviación de funciones que se hacía en el templo, tengamos cautela con esto porque recordemos que nosotros somos tipo del templo, nunca debemos cambiar el uso natural de la adoración a Dios por intereses personales. Seguidamente, vuelven los tentadores, seamos observadores en esto todos los días, los malvados intentaban hacer caer a nuestro Señor, habrá cambiado el enemigo sus planes para con nosotros los seguidores de Jesús, no amad@s, no le creemos  inteligente, el plan sigue siendo tentar diariamente a los seguidores de Jesús, gracias a Dios para toda tentación Dios nos dejó una salida.

Es  muy importarnos fijarnos que esta provocación que le hacen al maestro es en cuanto a la autoridad para limpiar el templo y vemos al maestro responder una pregunta con otra pregunta y al no recibir respuesta dejó avergonzados a sus tentadores, Señor añádenos esa sabiduría.
Del 28 al 34. El Maestro nos recalca que Amar al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con toda mente y con todas las fuerzas, al igual que amar al prójimo como a nosotros mismos son los mandamientos más importantes para entrar al reino de los Cielos.  Gloria al Padre.

En resumen:

1.     La Fe es la clave principal en estos caminos de Dios.  
2.     Jamás intentemos tentar a nuestro Señor para que no seamos avergonzados.  Nosotros no debemos cuestionar a Dios.
3.     Los diezmos  y las ofrendas  que demos realmente de corazón son las que abren las puertas de los cielos.
4.     Solo debemos creer que Dios obra a través de nosotros y estar prestos para preparar nuestros corazones y ser como Jeremías,  pedirle al padre que coloque las palabras en nuestras bocas.
5.     El justo por la fe vivirá, los que sabemos en quien hemos creído no somos como la hoja llevada por cualquier viento, que de acuerdo a lo que sople obramos, como les he dicho anteriormente la tempestad afianza nuestro amor, fe y pasión por nuestro salvador quien siempre va a nuestro rescate. Fíjense lo que dice el salmo 1, somos bienaventurados porque en la ley de jehová meditamos de día y de noche y aunque la corriente de agua pase, nuestro fruto permanecerá.

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