Evangelio de Marcos capítulo 6
El
maestro va a su tierra natal y abre sus labios para impartir sabiduría y hacer
milagros, no obstante la incredulidad de sus paisanos limitó la obra de Dios en
aquel lugar, por lo que el maestro se fue a los lugares cercanos, quienes recibían
el mensaje. Aquí vemos por primera vez al maestro enviar a sus discípulos de 2
en 2, dándole autoridad e indicándole que no llevaran nada, esto es para que
ellos pudieran conocer a Jehová Yired, el suplidor, cuando hacemos la obra de
Dios el derrama su provisión sobre nosotros, efectivamente los discípulos
cumplieron la comisión
Luego, el Apóstol Juan
Marcos, nos reseña lo relativo a la muerte de Juan el Bautista, primo de
nuestro Señor, quien tuvo el honor de bautizar al maestro, pero su mensaje era
amargo para Herodes, quien había tomado la mujer de su hermano y este se lo
recordaba, podemos evidenciar que en oportunidades el mensaje del reino no será
del agrado de aquellos a quienes se les imparta, pero la palabra es viva, ella redarguye
los espíritus.
Seguidamente, observamos que el
maestro recibe a sus discípulos y les muestra un milagro inédito, la
multiplicación de los panes y peces, con 5 panes y 2 peces, los cuales sólo los presentó ante el Padre, fueron
suficientes para alimentar a una gran multitud de 5000 hombres, sin
contar las damas y niños, aunado a ello quedaron 12 cestas, aquí podemos ver al
Dios de nuestra provisión operando, recuerden que antes les dijo a los
discípulos que no llevaran nada para el camino, porque Dios todo lo supliría, así
que después de servir a cada uno le quedó una cesta entera de provisión, no es
casual el número 12, el Padre nos dice sé de qué tienes necesidad, sírveme y yo
te recompensaré. Las cestas que quedaron seguramente alcanzaban o eran
suficiente para cada discípulo y su familia, no hay justo desamparado ni su cimiente
que mendigue Pan.
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Finalmente, el maestro
envío delante de él a los discípulos para despedir a la multitud de quien tenía
compasión, permita Dios que esa compasión se despierte en nuestras vidas , luego de orar el maestro anduvo
sobre las aguas y pese a que los discípulos se asombraron aún no habían
digerido el milagro de los panes pues sus corazones no estaban preparados,
vieron al maestro sobreponerse a la tempestad y reinar sobre ella, como lo hará
en toda tormenta que se presente en el mar de nuestras vidas. Así pues
concluimos que la palabra que se imparte a muchas personas, aunque éstas se
muestren incomodas o molestas siempre les llega al corazón, solo al tiempo de
Dios sentirán ese anhelo y necesidad de querer cambiar sus vidas y su carácter. La palabra nunca
regresa vacía, a su tiempo hará el efecto para el cual fue enviada.
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