viernes, 10 de enero de 2014

Dar, Orar y Ayunar: Cordón de tres dobleces

Feliz y prosperado año 2014 sea para todos ustedes, en este inicio de año queremos invitarlos y exhortarlos a continuar estudiando y escudriñando la bendita palabra de Dios. Iniciamos un maravilloso año y decretamos cielos abiertos y el deseo de reconciliarnos con nuestro padre celestial para recibir las bendiciones que en su plan perfecto él tiene para cada uno de sus hijos. Para comenzar queremos afianzar nuestra fe y compromiso con Dios para hacer su bendita obra y para eso vamos a aprender a unir fuerzas y mantenerlas para que llegue la revelación divina de los planes de Dios para con nosotros, que siempre son buenos y mayores a los nuestros. Dice la palabra que mejor son dos que uno porque con sus fuerzas más es lo que pueden lograr, aún más si son tres porque se hace difícil romper un cordón de tres dobleces (Eclesiastés 4:9-12). Asimismo para afianzar nuestras fuerzas, para vencer al enemigo y tener protección divina es un gran escudo y arma espiritual el cordón de tres dobleces en cuanto a: DAR, ORAR y AYUNAR.

Estas tres acciones son necesarias para buscar el rostro del Señor y entrar en comunión con él.  En el capítulo 6 de Mateo, del versículo 1 al 18, Jesús enseña importantes lecciones acerca de la vida del creyente. La sinceridad de nuestro corazón es importante, nuestro maestro nos exhorta a tener intimidad con nuestro padre Jehová, a actuar en secreto, dice: Cuando des tu limosna que tu izquierda no se entere de lo que hace la derecha (Mateo:6:3), Cuando ores cierra la puerta y ora a tu padre que está en secreto y éste te recompensará en lo público (Mateo:6:5-6), Cuando ayunes no busques llamar la atención al contrario muéstrate impecable para que no se vea tu sacrificio (Mateo:6:16-18), Jesús resalta que son prácticas que tienen valor cuando se hacen de manera intima, entre uno y Dios, sin buscar llamar la atención, o ganar elogios por lo que hacemos.

Estas tres actividades tienen que tener como centro a Cristo, y no ser egocéntricas, para que tengan valor. El que cuenta lo que da, el que ora a voces y de manera verbosa en público y no puede conversar con su Padre en privado, o el que mientras ayuna lo demuestra para conseguir la atención, ¡no está haciendo ninguna de estas cosas como a Dios le agrada. Sus palabras establecen que estas tres cosas son el baluarte de la vida del cristiano: DAR, ORAR y AYUNAR. Son los tres dobleces del cordón del hijo de Dios.

Ahora vamos a examinarnos y veamos si estamos dando, orando y ayunando; y si lo hacemos como a Él  le agrada. Vamos a seguir aprendiendo de su palabra, entender el propósito, para qué ayunar, cómo hacerlo y cuándo.